septiembre 23, 2016

Flotar

Recordé que en aquella excepción de viaje -excepción en muchos sentidos posibles- me dejaste mostrarte cómo se flotaba en el agua, y te dejaste llevar, flotaste y te gustó. Al menos te dejé eso, algo chiquito.

Hoy, después de ir y venir por días, entre alejamientos y huídas, acercamientos tuyos típicos, etc., logré decirlo sin llorar aunque por audios. Hubiera preferido de frente o en una llamada. Más de frente, claro. Pero el principio de realidad tiene sus momentos y acá brilló. No sucederá.

Es una pena que no te interese, por ningún lado o lugar. Y aún así querés que me sienta culpable porque te duele ¿qué te duele? Un carajo. Pero te lo pude decir, claramente. Romper con esas dinámicas. Porque no es justo. Es huevonada.
Pero te enseñé a flotar.


septiembre 07, 2016

Anteojos

Verte con tus anteojos puestos me da tranquilidad y no logro entender por qué. Sí es cierto que me gustás más con anteojos, pero eso no tiene que ver.
Pensé que ya no estaría acá sabés. Cuando te lo comenté como quien no quiere la cosa, tu reacción fue lo que esperaba o más, y me di por satisfecha, hasta lo disfruté. Pero no me fui. Sigo acá. Y ya no tengo con qué "conmoverte" más. Pero igual ya no quiero. Tampoco logro entender cómo está sucediendo, pero siento que cada día me importa menos, un poquito menos.
De todos modos me iré, pero no te avisaré. ¿Para qué? Espero en unos pocos días ni siquiera pensarlo, eso, en decírtelo. Que me valga. Ya casi, que me valga.
Y olvidarme además de tus anteojos y centrarme en los míos, que necesitan reemplazo urgente. Mirá vos, qué casualidad.