Aunque me permito preguntar ¿en cuál tierra? ... ¿cuáles pies? ... ¿será que importa? ...
La cosa es que sí, una se anda cuidando, no hay más. Es mera sobrevivencia.
Sin embargo, la sorpresa que todavía me saluda al ver tus ojos deseantes y sonrientes puede más que yo, entera.
Quizá eso baste, o tal vez podríamos agregar alguna profesía de esas cantadas hace años por voces mágicas, de un mazo particular.
O nada... descubrirte al darme la vuelta. Sólo eso.
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