La serpiente no siempre se muerde la cola, se muerde otra cosa.
Luego recordé dónde había dejado mi mundo acá antes de irme allá y, claro, estabas vos ahí, más presente de lo que "debió ser".
Ahora no estás y tampoco te invito a estar, aunque aún eso tengo que dejárme-te-lo claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario