Fue apenas rozarte y un remolino de recuerdos me atrapó. Todo fue como lo recordaba, todo, como lo extrañé.
Por ratos se sentía como un volver a casa, pero en realidad no, nunca hubo casa, nada más ciertos recuerdos de un tiempo cortísimo de encuentros.
Definitivo, hay reencuentros que te joden la vida más que los mismos desencuentros. O sólo te la revuelcan de golpe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario