Si bajas la guardia, yo la bajo. No me quiero jugar el chance. Pero soy dulcita y al menor atisbo de sensibilidad tuya me derrito en charco de agua como Amelié.
Que si te extrañaba, miles. Muriendo por un abrazo tuyo.
Bastó un "quiero verte" para mandar todo a la mierda y esperar el domingo.
Hoy, que te vi unos minutos, bien pude quedarme enredada en tus brazos.
1, 2, hasta 3 abrazos (¿cuántos abrazos caben en unos minutos?), y regresé oliendo a vos.
Fue poco tiempo pero cómo carajos te extrañé.
enero 27, 2016
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