Las impensables desnudeces, las físicas y no las del alma-espíritu. Sí, sólo de este lado del charco he encontrado una playa pública en medio de varias más, en pleno centro, donde la frase "Playa nudista" junto a la imagen de dos muñequitxs -hombre/mujer- con los brazos levantados y chinguitos marca su límite además de una especie de montaña pequeña que intenta cerrar un poco la vista al morbo.
No es obligatorio, basta el topless, o ni una ni otra. De todas formas es divertido, distinto, removedor, para una que viene arrastrando años de bombardeo formal, moralista, censurador y morboso.
¡Qué vivan las tetas al aire!, a pesar de los mirones jodidos que se pasean en forma de viejos verdes desnudos y vendedores de cerveza-beer-cola-fanta-agua.
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