Decidí que no intentaré más entenderte. De vacaciones o no, igual no estás, y eso debe bastar. Ya apechugaré cuando me toque estar frente a vos. O no, no tengo que hacerlo si no quiero. Verte digo, apechugar sí, eso siempre. Valienta.
Ahora, con vos (qué raro, suelo a veces caer en una especie de bimonólogo, será para ahorrar 'posts'), confirmo que hablamos idiomas distintos y aún así no sé dónde me deja eso. Mentira, sí sé: el enojo y la tristeza que puedan surgir es porque siento que me despido cada día desde ya, como si me fuera lentamente, y a veces pareciera que te importa muy poco. Pero claro, desde mi lenguaje, que es muy diferente al tuyo.
De todos modos me voy lentamente, eso sí lo tengo claro.
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