El clásico. Jugar de amiguitas no creo que lo logre. Bueno, jugar yo porque vos lo tenés clarísimo, desde siempre. Yo no, para variar. La pereza.
Aunque sí supe algo desde el inicio, que esto tenía tufo a una crónica de una muerte anunciada.
Total responsabilidad mía, yo te puse ahí. La mierda es recolocarte. Mis mierdas.
Que si aquella volvió y te beso, no me interesa. Mis mierdas.
Debería interesarme, desde el ser amiguis. Pero la cagué. Mis mierdas.
Y sentirse tan tonta y tan majadera, no tiene precio. Hay que tomarlo como mejor venga: reconfirmaciones de que no se está lista para un carajo. Y aprender, claro, de nuevo.
agosto 24, 2015
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