Es algo así como pasar un segundo duelo con vos. Luego de días de mierda, llevándolo fatal pero valienta sin contactarte, zas que volvés. Es que ¿qué cómodo no? te da la nostalgia, digamos, y por qué no, le diré que la extraño y que nos veamos. Otra vez, volver a otro de los puntos de partida anteriores.
Yo, desconfiada, intento no volar, sopesando. Y vos, como era de esperarse, de nuevo la cagás.
Ya no se siente tan feo como hace unos días, la decepción seguía ahí.
De nada sirve que digás que me querés o que te importo si no lo podés -ni querés- demostrar ni un poquito. Hablar es muy fácil. ¡Tenés tanto qué aprender! La consideración, la compasión, la solidaridad, el querer. Vos y tu mundo, veinteañero.
marzo 19, 2016
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