Es clarísimo que la izquierda per se no es sinónimo ni garantía de ser inclusiva, no sexista, no machista, respetuosa, diversa, humana, etc. etc. De hecho, y pareciera que últimamente, la izquierda está dando de qué hablar y de qué hacer con acciones tan tristes que la idea de la "revolución" y "lo progresista" es más un fantasma o una utopía de la misma izquierda, irónico. ¿Revolución para quién? ¿Ser progresista para qué?
La figura del aborto terapéutico en Nicaragua es eliminada por Ortega del Código Penal entre otras cosas por un pacto con la iglesia católica. A Lugo, Paraguay, recién le 'descubren' su silenciosa paternidad y parece que ya no de dos sino de tres retoños. Y así otras joyas.
Es clarísimo que la izquierda o ya no es lo que era, o nunca lo fue, o tiene que ser otra urgentemente, a ver si algo -también- cambia.
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