Se despertó sin saber nada y cuando al fin estuvo lista para salir de su casa al trabajo como todos los días, se percató de a poquitos que ese no era un miércoles cualquiera. Algo había escuchado el día anterior sobre una extraña enfermedad que se extendía con una rapidez increíble con sólo tocarse las puntas de los dedos. ¿Será que ya llegó acá? se preguntaba mientras caminaba por las calles prácticamente desiertas a las 7 de la mañana.
De regreso, en el día más extraño que hasta ese momento recordaba haber vivido, se encerró en su casa pero no de la misma forma que todo el vecindario y el resto de barrios conocidos y cercanos y alejados.
Pensaba que quizá dejando la puerta abierta, apagando la tv y no dejando de abrazar ni de besar podría espantar ese miedo colectivo que casi casi se palpaba sólido, y la paranoia y la histeria...
"No, si el fin del mundo ya llegó", dijo en voz alta mientras tiraba un beso por la ventana abierta.
abril 28, 2009
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