Aún no sé qué decirte. Llamarlo remolino es poca cosa. Fue mucho más que eso.
Como la otra vez en mi cama, esta vez no podía volver a creer que te tenía al frente. De solo pensar que tu cercanía sería de nuevo posible y desde otros lugares más sanos, uf, no te puedo explicar.
Y con todo, terminé llorando a mares en la mesa de la cocina. Sí, soy una cursi.
Te extrañé muchísimo. Y esos dedos largos que recordaba de vos.
julio 10, 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario