febrero 21, 2016

Destinos

Ayer perdí la cola para el cabello que me regalaste. Fue de esos poquísimos regalos materiales que me hiciste. Y la pérdida fue sin querer. Me dí cuenta al volver a casa y acomodar. Lo tomé como una señal.
Aunque una parte de mí daba todo por perdido sigo teniendo otra parte terca y obstinada que se niega hasta el final, o sea hasta que le patean el culo.
Día y medio de silencio fue suficiente para no soportar más y estallar por audios en WA porque no lo logramos de otro modo.
Yo quise porque vos dijiste que querías, pero como siempre  (siempre!!) yo fui la que volé y sola.
Como dice la Roffiel, hay amores que son cuestión de destino, lo cual no quiere decir que siempre puedan vivirse. Cuestión de destino.

No hay comentarios: