febrero 11, 2009

“El amor es eterno mientras dura”

Es el título de un libro recién publicado y que no puede mentir. Definitivamente el amor es eterno mientras dura. ¿Cuánto es eso? Quién sabe, una semana, 3 meses, 20 meses, 5 años, 14, 25... las horas, los días que se necesiten, se quieran, se puedan.

".. y aunque muera mañana San José me abraza hoy sin saber que llevo el alma muerta en mi osamenta de papel..."

Es loco como se van dando las cosas al llevar una relación, pero más cuando termina. Una de las preguntas que pueden surgir, dependiendo de cómo fue ese final, y aparte del ‘¿por qué?’, es un ‘¿y ahora qué hago?’. Fatal. Entonces te das cuenta de que te olvidaste de vos misma y te perdiste de vista. ¿Por qué? ¿Cómo caemos en eso?

"...calma en altamar, el sol calienta ya, todo es temporal. La lluvia que me ahoga pronto va a pasar..."

Claro, no a todo el mundo le pasa, a alguna gente le va mejor que a otra con sus rupturas.
Y de inmediato viene el duelo, o los duelos. Y pasás por todas esas etapas que una vez junto con unas amigas quisimos ‘clasificar’ y acompañar con la canción perfecta, en modo vacilón, pero muy por dentro hablando por experiencia propia y/o temiendo que esa vez, espantosa, posiblemente no sería la última.

"...y el rocío corre por aquella flor, cómo una lágrima demuestra mi dolor. Y de todo lo que había esto me quedó, tu recuerdo... Y de todo lo que había nada me quedó, qué difícil es vivir sin tí..."

Y entonces se suceden, una tras otra, la furia, la decepción, la negación, la tristeza, el rencor, la tristeza, la ira, la frustración, el llanto, la cuasi-aceptación, de nuevo la cólera, el resentimiento, con intermitentes destellos ermitaños y de mal humor con el letrero ‘no me pregunten por X’ en la frente. Ah! Y claro, las borracheras y una que otra anestesiada con pequeñas ayudas como espíritu de azahar, valeriana, té tranquilo, flores de Bach y hasta terapia.

"...morder, rascar, besar, gritar, llorar, dudar, callar. Y no entender por qué duele tanto querer. Es naufragar, oscuro mar. Una lágrima cae. La soledad, blanda furia..."

Todo eso sirve, puede funcionar, hay que pasarlo. Aparte, el enojo puede ser un instrumento útil en ciertos momentos, como cuando te enterás pos-ruptura que parece que al final no conocías tanto a tu ex como creías y descubrís casi sin querer ciertas cosillas, atás algunos cabos, te explicás uno que otro suceso... y posiblemente reconfirmás que 'tal vez fue mejor así'.

"...sobreviviré. buscaré un hogar entre los escombros de mi soledad. Paraíso extraño donde no estés tú..."

Y esta etapa de duelo puede durar precisamente como el amor, ¡el duelo es eterno mientras dura!

"... soy la desesperada, la sombra del amor fugaz, la que tuvo y lo perdió todo, la que no se arrepiente de nada..."

2 comentarios:

Gaby dijo...

qué cosas de la vida...me tocó moderar la presentación de esta novela...

y sí, el título es muy bueno, te habría gustado escuchar a Anacristina Rossi y a Rodolfo Arias hacer la presentación del libro, sobre todo por el intercambio que tuvieron...fue divertido

paobrenes dijo...

Uff, creo que entre tantas podríamos hacer una antología del duelo con tanto por decir.

Lindo post! Me recordó a Neruda: "es tan corto el amor y tan largo el olvido" y como no, a Sabina "tanto la quería, que tardé en aprender a olvidarla, 19 días y 500 noches".

Un abrazo, te leo y te siento mejor