agosto 03, 2015

Peras al olmo

No me preguntarás cómo estoy. Nunca lo hacés de todos modos. Ni aunque yo lo haga, ni por pura cortesía. Ese ensimismamiento a mil me pone a pensar que eso de querer disculparse por metidas de patas anteriores no es más que un ejercicio egoísta de sentirte mejor con vos mismx, y no una preocupación real por esa otra persona que salió jodida por tu torpeza.

Y bueno, a fin de cuentas cada quien está por sí mismx. No tendrías por qué ser la excepción. Es sencillo: te disculpás y enmendás. Que esa otra vea qué carajos hace con la disculpa, si le revuelve la vida o no.

Y no, no se le puede pedir peras al olmo. El solo hecho de pedir disculpas es meritorio en sí mismo. Lástima que no me baste. No me basta. Debería bastarme. Necia.

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