agosto 28, 2008

Cucarachas de Madagascar

Lo confieso. Tengo una fobia pero fuertísima a las cucarachas. Me paralizan, me dan horror, no las puedo matar. Si a media madrugada una me sorprende volando en mi cuarto, salgo corriendo entre aspavientos desquiciados y no puedo volver a entrar hasta que alguien llegue y la saque, o hasta que se vaya sola. O no sé. No puedo con ellas, nunca he podido.
Una noche de estas veía un episodio de esa serie tipo 'reality' llamada 'Factor Miedo', la gringa, y ese día dedicado a competencia entre familias. Una de las pruebas tenía que ver precisamente con cucarachas, pero de Madagascar que son increíblemente enormes. Los y las hijas debía meterse en una caja con sólo la cabeza y las manos fuera, les echaban dos estañones llenos de cucarachas de estas y los papás o mamás debían sacar la mayor cantidad que pudieran con su boca y echarlas en otro lugar que, según el peso de la cantidad de bichos tirados, se movía para poder sacar las llaves del candado. Apenas comencé a verlo supe que soñaría con cucarachas, pero de majadera y morbosa no cambié de canal, quería ver quién se ganaba el carro y las dos bicicletas que estaban en juego, y ojalá ver perder a un papá y su hijo que representaban lo peor del estereotipo macho gringo. Al terminar ví un rato otra cosa como para despejar la mente antes de dormir.
No sirvió de mucho, igual soñé con las cucarachas de Madagascar. Lo loco fue que no resultó una pesadilla. Recuerdo que de mi cuarto salían miles de ellas, de debajo de la cama, la cubrían, se me subían, pero yo estaba relativamente tranquila, y eso fue extraño. Como que pasó el tiempo y las cucarachas se secaron y se fosilizaron, seguían saliendo de dentro de los zapatos y de los bolsillos de los pantalones, como piedras olvidades y lavadas varias veces. Y luego pasé a otro sueño.
No sé si estaré resolviendo mi fobia a las cucarachas, o si más bien esas de Madagascar las ví tan pero tan grandes que no se me parecieron a cucarachas sino a cualquier otro bicho, y por tanto no me dieron tanto miedo. Claro, eso porque estaban en la tele. No me imagino cómo me pondría si me topara una un día en vivo y a todo color.
Ah! Y el par gringo perdió el carro, las bicicletas y los $50 mil del último premio, y ante una mamá y su hijo (ji ji ji).

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