junio 06, 2008

Amores y distancias


Si las relaciones amorosas ya de por sí son difíciles (bueno, en realidad las relaciones en general son complicadas!), imagináte mantener una a distancia.

Una de las primeras cosas que seguro se te vino a la mente es ese famoso dicho de "amor de lejos felices los cuatro", y sí, también eso puede tener que ver a veces, aunque no es mi caso: que si sale con alguien, que si no me dice, que cómo se yo, que si sí es cierto... Pero lo peor, eso sí, la carencia de contacto físico, un abrazo, un beso, un roce, coger! Esa falta sí es terrible, espantosa, fuerte, triste.

La distancia también lo exagera todo, crea mounstruos y agita aguas. La comunicación no siempre es la mejor, a pesar de medios cibernéticos como el chat, y las llamadas telefónicas. No es lo mismo, nunca lo es.

Ya una lo sabe, pasan los meses y la tensión sube, llega un momento en que se hace casi insostenible y vos creés que te volverás loca en cualquier momento. Hacés tu correspondiente berrinche redirigido, la mayoría de las veces, equivocadamente a tu pareja, berrinche de lejanía, de impotencia, de frustración. Al reencontrarse la emoción es demasiada, la felicidad, no hay tiempo para nada, hay que llevar un tipo 'agenda' para anotar previamente los puntos fundamentales a tratar en alguna conversación pendientísima, que no se olviden ni se dejen perdidos debajo de la cama!

Al regresar al país de origen, sola, te sentís la mujer más miserable de la vida, y comienza el calvario de la costumbre y de terminar de poner los pies en la tierra para retomar la rutina, la cotidianidad. La primer semana es la peor. Podés pasar llorando también todos los días un ratito, y el chat que te ha salvado y hecho sentir más cerca tantas otras veces ahora es ajeno y extraño. La costumbre.

A las dos semanas comenzás la cuenta regresiva de la fecha probable - o exacta si hay suerte - para volverse a ver, a re-encontrar, y tus energías, la mayoría, estarán entonces pendientes de ese momento. Y así, de vuelta a empezar, de nuevo, pero sabiendo que los encuentros así se están agotando (no es una serpiente que se muerde la cola), no por falta de ganas ni amor ni nada, sino porque sabés que el próximo paso, en poco tiempo, será el traslado definitivo al otro lado del charquito caribeño... que susto, pero que rico pensarlo e imaginarlo, esperarlo y soñarlo.

Pronto

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